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Regalos: Frustración y Límites. La Psicoeducación detrás de los Regalos
Índice
Un poco de Introducción
"Ya vienen los Reyes Magos, Ya vienen los Reyes Magos, Caminito de Belén, Olé, olé, olanda y olé. Olanda, ya se ve. Ya se ve, ya se ve. Cargaditos de juguetes…"
Así versa uno de los más populares villancicos. Prácticamente en todas las casas se entona los días previos a la llegada de esta desafiante jornada. ¿Desafiante? La ilusión y alegría que estos momentos generan son instantes para atesorar en familia. Sin embargo, ¿cómo gestionamos la incertidumbre de qué regalar a los niños/as? ¡y no tan niños/as!
Es importante tener en cuenta que no podemos ni debemos acceder a todo lo que se pide, hay situaciones, deseos o cosas reclamadas que son más convenientes decir NO y ofrecer otras alternativas. Y no es solo cuestión de disponer de más o menos medios económicos ya que cuántos más regalos menos ilusión, esto es debido a un exceso de estímulos positivos que puede reducir, además, los niveles de tolerancia a la frustración. Por eso, expertos en neurodesarrollo, psicología y pediatras aconsejan poner límites.
Nuestros muchachos/as piden, y ojo que según acompañemos su educación y cogestionemos su tolerancia a la frustración ellos/as o van a crecer pensando que tienen derecho a recibir todo, y en el momento que ellos/as decidan necesario y/o oportuno. Además, cada vez se van a creer con más derecho a exigir. O van a ir interiorizando y fortaleciendo su capacidad de gestionar la frustación a la par que adaptándose a las situaciones y generando mayor tolerancia.
La presión no solo de estas fechas festivas sino de lo que parece exigir la sociedad sobre el valor que las cosas aportan a tu valor como persona. ¡Tan errado planteamiento! Es como si ser buen padre, buena madre, buen amigo, buen tío, buen abuelo… se pudiera medir en el valor económico de los regalos… Y así, muchas veces se vive en el mágico pensamiento de que lo material puede remplazar otras cosas, pero déjame recordar que “lo esencial es invisible a los ojos”. Es una frase autoría del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry que nos cuenta el Principito y no deberíamos dejar a un lado en nuestra vida.
Cierto es que un regalo puede fortalecer el vínculo y la conexión con las personas importantes en nuestra vida, con nuestros/as hijos/as. Además, los regalos a menudo expresan mensajes no verbales de la persona que lo da a la persona que lo recibe. Los regalos pueden expresar admiración, disculpas, gratitud, amor o simplemente compartir una alegría. Pueden ser la forma de comunicar sentimientos y pensamientos que a veces no sabemos expresar con palabras.
Sin embargo, y sobre todo en el caso de nuestros/as hijos/as,. Acceder a todas sus demandas y caprichos no va a generar un vínculo sano con ellos/as ni a propiciar un desarrollo óptimo en ellos/as. No poner límites, va a generar un resultado perjudicial para ellos/as ya que no les estamos ayudando a aprender a gestionar sus frustraciones. No van a ser capaces de entender que no siempre van a conseguir todo lo que quieren. Esto además les va a dificultar tener pensamientos más flexibles. Poner límites lógicos no es sólo cuestión de estas fechas festivas, debe ser parte sólida de nuestro papel como educadores. Esto va a ayudarles a tener una adaptación más saludable a cualquier entorno.
¿Cómo afrontamos la llegada de los Reyes Magos sin perder la magia de estas fechas?
Un buen punto de partida es ayudándoles a estimular el pensamiento con reflexiones y solicitudes desde un “me gustaría… o desearía… que me pudieran traer…”
Entender junto a ellos/as porque desean eso, qué necesidad les cubre y dialogar si es el momento oportuno o es lo más apropiado para ellos. Para ello una buena práctica es ver junto a ellos/as los catálogos de juguetes, los anuncios y comprobar junto a ellos/as si lo que anuncian en la tele o el catálogo es realmente lo que quiere ¡y lo que ofrecen! ¿Puede hacer todo lo que está prometiendo el anuncio? ¿es cómo se ve? Es importante que ellos sepan cuánto cuesta lo que están pidiendo y dependiendo de la edad que tengan cuántas horas de trabajo de su mamá o papá o de una persona con un sueldo medio son necesarias para poder adquirirlo. Eso les da la dimensión de lo que es un precio y aprenden a darle valor al dinero.
Otra práctica importante para hacer en familia, es escribir la carta a los Reyes Magos. Todos hacemos nuestra propia carta ¡tengan la edad que tengan! Ese momento es una oportunidad para reflexionar sobre quién soy, que cualidades y logros tengo y que habilidades o errores debo mejorar. Es un momento de introspección, no vale decir “Soy Beatriz y tengo “x” años…” y enseñar esta habilidad desde que nuestros/as hijos/as son pequeños/as ya es un gran regalo.
Por otro lado, es también una oportunidad para hablar y explicar que podemos pedir lo que queramos, podemos hacer una lista de todos nuestros deseos, no obstante, esto no significa que todo lo que se pide se vaya a conseguir por lo que es importante marcar de alguna manera los que realmente son más importante y/o necesarios por la necesidad que cubren. En esta carta también debe existir un límite de deseos ya que, sino los niños/as pierden la capacidad de centrarse en un único regalo y disfrutarlo plenamente, y la emoción se dispersa, hasta desaparecer. Y es cuando llegan las protestas “esto no lo quería”, “no me han traído esto otro”, “esto sí lo quería, pero ya no…”.
Importante es no dejar de hacerlos conscientes del valor que puede tener cada uno de los regalos que piden. Transmitir que, aunque a veces no vamos a recibir algunos regalos que deseamos mucho eso no significa que no seamos valiosos nosotros/as mismos o que no tenga valor lo que recibimos. Así, trabajamos en familia de alguna manera la pre aceptación a las posibles frustraciones. ¡Hacer la carta a los Reyes Magos no solo es pedir, es una oportunidad de educar!
Pongo de ejemplo, mi hijo de 13 años pide desde hace 2 años un patinete eléctrico. Consideramos que no es apropiado para él ya que a los lugares que él se desplaza puede ir caminando, en bicicleta y si es muy lejos en transporte público o en coche… Para nosotros es importante que se ejercite, que se mueva con seguridad ya que está en desarrollo físico y cognitivo y los peligros de conducir un patinete eléctrico son mayores para él que para una persona de mayor edad ya que un patinete eléctrico no deja de ser un vehículo motor que alcanza 25km/h y se ven como un juguete con el peligro que conlleva esta percepción. Cada año le explicamos que puede pedirlo, que sabemos que es divertido, rápido y que le produce la sensación de más autonomía, sin embargo, tiene que entender que no todo lo que se pide se consigue y le argumentamos. Se molesta, claro que sí, tiene derecho a molestarse, no obstante, esto es un paso importante en el que le acompañamos para que gestiones su frustración y este año no dejó de pedirlo, sin embargo, en la carta reflejó su mayor madurez y tolerancia a la frustración; escribió al lado de su deseo, “la alternativa al patinete eléctrico es una bicicleta, la mía se está quedando pequeña”.
¿Cuántos regalos son apropiados?
En opinión de Lourdes Atrio, directora del Colegio Balder, “es el momento ideal de hacer un ejercicio extra de responsabilidad y conciencia a la hora de gestionar el ingente número de regalos que tendemos a hacer en estas fechas”. “Por eso –añade Atrio-, al igual que podemos caer en la abundancia contraproducente, debemos vigilar no proyectar nuestras propias frustraciones o fantasías de lo que no tuvimos, en nuestros hijos”. “Que sea mucho o poco, siempre será relativo, lo que debe imperar es la sensatez”.
Los expertos insisten, en cualquier caso, en que regalar muchos o pocos juguetes, por ejemplo, no siempre es un factor determinante en la crianza de los menores. Los valores los podemos aportar de muchas otras maneras, y no puede pretenderse que solo con reducir la lista a los Reyes Magos o a Papá Noel cambie el comportamiento o la exigencia del niño/a. ¡Hay todo un año! en el que debemos estar presentes y educar en consciencia. Y, por supuesto, no debe olvidarse que siempre el mayor regalo no es material: Lo único que realmente quiere un niño es alguien con quien sentirse seguro, vinculado. Alguien con quien jugar, que le cuide y que le quiera".
Como guía, te dejo la norma de nuestra casa para los regalos de los Reyes Magos. Si hay 3 Reyes Magos hay 3 regalos, a no ser que un regalo sea tan costoso que hayan decidido unirse dos de ellos o los tres para hacer posible este deseo. En ocasiones pasa lo contrario, que en vez de 3 regalos hay 4 o 5 pero porque son complementarios y no son de un coste elevado. Lo más importante de esos regalos es que sean algo que ilusiona, que se pueda usar o vivir y que necesite en alguna esfera de importante de la vida del que lo pide. El más valioso de nuestros regalos requiere dos ingredientes: tiempo y compañía. Esto es un elemento esencial a nuestras reglas.
Existe una regla más genérica, te la dejo por aquí, es la llamada regla de los cuatro regalos:
- Regalar algo para usar: Los niños crecen muy rápido y siempre necesitan una prenda, unos zapatos, unas gafas… regalar algo que vayan a usar y que les guste, por ejemplo, que tenga algún dibujo de sus personajes favoritos.
- Regalar algo para leer: Hay que fomentar el gusto por la lectura, no obstante también pueden ser entradas para un espectáculo. Porque abre las puertas de la imaginación y la fantasía, de la cultura, desde muy pequeños, hay opciones para todas las edades.
- Regalar algo que desean: Cuando escriban la carta a los Reyes Magos, es importante que, de toda la lista, elijan uno que les haga especial ilusión, el que más desean, eso les ayuda a ser selectivos y saber esperar.
- Regalar algo que necesiten: Aunque suelen tener todo lo que necesitan, es importante enseñarles a valorar pequeñas cosas como pueden ser: productos de aseo, algún instrumento musical, artículos de su deporte, material escolar.
Cuando los niños/as no saben quiénes son en realidad los Reyes Magos muchas veces hay gran frustración cuando no pueden entender por qué no llegó el regalo que ellos/as habían pedido. Estas fechas son el momento ideal para enseñarles muchas cosas, que, por supuesto, es necesario que primero aprendamos los adultos.
Una de ellas es la gratitud por lo que tenemos, apreciar todas esas cosas que damos por sentado y no valoramos, y que lo importante no es necesariamente material y tangible. Valorar lo que hay, en lugar de enfocar en lo que no hay no nos hace conformistas, sino seres agradecidos. Desde un estado emocional en el cual damos valor a lo mucho o poco que podemos tener, estaremos mucho más abiertos a lograr cosas buenas.
Recuerda, no caigas en la tentación de hiper regalar a tu hijo/a ni con los regalos que se van a poner bajo el árbol de Navidad ni como hábito durante el año. A veces, hay padres que regalan en compensación para suplir la falta de tiempo y de atención. El sentimiento de culpa que conlleva una precaria conciliación laboral hace que se caiga en este error. Otros que compran juguetes para que los niños/as "estén entretenidos y no molesten", cuidado, esto puede generar un daño en el vínculo difícil de reparar. E incluso quienes recompensan a los niños con algún obsequio cuando se sienten mal o por ejemplo han perdido un partido de fútbol a modo de "regalo de consolación". Todo esto puede acarrear múltiples consecuencias y, entre ellas, la de educar a "niños insatisfechos, frustrados y frágiles".
¿Qué hacemos cuando los regalos vienen de la familia? Aprender a decir NO
A veces, los niños/as reciben más regalos de su entorno cercano que en su casa. Y muchos de estos regalos pueden ser los regalos que han decidido mamá y/o papá como no apropiados, como por ejemplo un teléfono móvil. Por eso, los expertos concuerdan en que también es importante supervisar los obsequios de familiares como tíos y abuelos. “Poner límites a la familia extensa a veces es complicado, pero es importante transmitir que no se trata de un capricho de los padres, sino de un enfoque educativo que va más allá de un deseo”, señala Ferrero, quien añade que “también se puede intentar negociar con la familia y llegar a un consenso que satisfaga a todos”.
No es fácil, por ello es importante que te anticipes y expreses de manera clara, concisa y coherente lo que te parece adecuado y lo que no con argumentos haciéndoles entender cómo te sentirás si no respetan tu criterio y haciendo saber las medidas que tomarás si se saltan estas premisas. Poner límites no sólo es en la dirección adulto-niño/a, sino también adulto-adulto, siendo en muchas ocasiones más difícil hacerlo en esta dirección.
Podemos experimentar un gran sentimiento de culpa cuando se tiene que decir no al pedido de los niños/as. "El NO se trata de un límite, esto significa que son reglas de juego a cerca de lo que se puede y lo que no, lo cual va a ayudar en la organización interna del aparato psíquico del niño. Un error muy frecuente, es asociar el NO con lo afectivo, lo cual se trata de una distorsión cognitiva, interpretación errónea de la realidad, ya que el NO, el único significado que tiene es NO; por lo tanto, todo lo que le podamos agregar corre por cuenta de cada uno", dice Gómez. Este argumento puede ayudarnos a explicar a nuestros familiares porque es importante ser coherente con lo que regalamos y decir NO a algunos deseos de los peques.
No han recibido lo que deseaban ¿cómo manejamos la desilusión?
Como familia debemos proponernos educar lejos del mensaje que inconscientemente enseña la sociedad “vales más por lo que tienes que por lo que eres”. Muchas personas han aprendido a llenar sus vacíos emocionales con cosas. En estas fechas, tenemos que lidiar con la hiperestimulación y esto puede acabar en desilusión. Sin embargo, esto no tienen porque verse como algo negativo ni te hace peor padre o madre. Debemos aprender a sentir para poder llegar a sentirnos bien. La desilusión es también una oportunidad de aprender a que nuestra alegría no dependa de un regalo o de que suceda algo en especial. Como padres y madres, es una muy buena idea proponernos apostar por ese tipo de crecimiento humano. Acompañar las emociones que generan malestar y cogestionarlas en vez de taparlas con parches en forma de cosas hará que tu hijo/a aprenda a sentirse bien.
Si no somo capaces de educar y acompañar en ciertas cosas, los niños/as no las aprenden. Si no tomamos un rol activo en su desarrollo, aprenderán en piloto automático. Es decir, estaremos dejando la educación de nuestros pequeños/as en las manos de la televisión, Youtube, los videojuegos, y cualquier otra red social o influencia que nada tenga que ver con los valores que nuestra familia quiere transmitir. Recordemos que, si no formamos seres humanos conscientes, estaremos criando solamente seres consumistas.
- Detalles
- Escrito por: Beatriz Salas Vidal
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